Mol, life and so on

sábado, diciembre 31, 2005

Uvas, cava...


...un poco de turrón, caña de lomo, salchichón, mazapán, embutido ibérico, carne rellena, otra copita de cava, un puntito gracioso, pescado al horno, espárragos, mahonesa, familioteo, un vinillo, jamón del güeno, queso, mucho queso, cohetes, gambas, ensaladilla, menestra, un petardo, langostinos, otro petardo, frío, modelitos de lentejuelas, guarnición, matasuegras, la bandeja de dulces navideños, sonrisas, un postre especial, serpentina, ruido, Puerta del Sol, vecinos, Ramón García, nervios, cuartos, siguen los nervios, medios, algo rojo, dong-dong, pie derecho, globos, confetti, superstición, lágrimas quizá, recuerdos, deseos, abrazos, cava, otro cava, miradas...

...pues eso:

¡¡¡FELIZ NOCHEVIEJA!!!

sábado, diciembre 24, 2005

¡¡FELIZ NAVIDAD!!


Pues eso. Que aunque suene a topicazo y estas sean unas fiestas prostituidas por El Corte Inglés y los americanos, yo sigo creyendo que hay un momento en el año para compartir con la familia o los amigos, para sonreir sin condiciones, para tender una mano y ofrecer una mirada cálida a quien lo espera de nosotros, para hacer incluso propósito de enmienda... y se llama Navidad. Desde este rincón de la blogosfera, os deseo una noche mágica. Disfrutad y sed felices.
Besos

lunes, diciembre 19, 2005

Mi radiografía literaria

Mi amiga María, vecina de esta blogosfera, ha pensado en mí a la hora de remitir un breve cuestionario sobre preferencias literarias. Al margen de que me siento muy honrado por incluirme entre sus destinatarios, voy a responderlo para, de ese modo, exponer mis 'vergüenzas' literarias y permitiros a todos que me conozcáis un poco mejor. Allá vamos.

1. ¿Qué libro te gustaría ser?
Cien años de soledad. En cierto modo, y teniendo en cuenta que en mi mundo también llueven flores amarillas y se levita con chocolate, creo que lo soy...

2. ¿Alguna vez te enamoraste de un personaje de ficción?
Creo que no. Sí he envidiado mucho a protagonistas de libros. Unos reales, como el periodista Gabriel Pernau, que en su libro A China en bicicleta cuenta un viaje alucinante desde Estambul hasta Xian, si mal no recuerdo. Atravesó todos esos países que son mi sueño: Georgia, Turkmenistan, Kirguiztan y, sobre todo, Uzbekistán, donde está Samarcanda. También envidié un poco a Patronio, ayo del Conde Lucanor, porque lo sabía todo y era un prodigio de equilibrio mental; y admiré al protagonista de La verdad sobre el caso Savolta, pues deja en evidencia a un sistema en el que un perdedor patético, un antihéroe, puede ser más coherente que un empresario de postín. Totalmente de acuerdo.

3. ¿El último libro que compraste?
La regla del juego, de José Luis Pardo. Premio Nacional de Ensayo 2005. Pero está agotado en el Círculo de Lectores. Toca esperar...

4. ¿El último libro que leíste?
Esa es fácil: Memoria de mis putas tristes, del maestro García Márquez. De todas maneras, estoy leyendo poco en estos meses...

5. Cinco libros que me llevaría a una isla desierta.
También me parecen pocos, pero bueno... Procuraré no repetir los títulos ya citados.

-El amor en los tiempos del cólera. Una obra maestra. Lo leía la primera noche que charlé con Chema, después de conocernos.
-La Celestina, porque lo merece. Es parte de mi vida.
-El Quijote. Libro de libros, como La Biblia. Da para leer mucho y bueno.
-El chico del periódico, de Pete Dexter. Me lo regaló Javi. Es magnífico.
-La aventura del tocador de señoras, de Mendoza. Para reirme a carcajadas cuando me llegue el bajón. Aunque también podrían servir Los últimos días de 'La Prensa', de Jaime Bayly, o La conjura de los necios -este último me trae malos recuerdos-.

Perdón, pero no quisiera dejarme La sonrisa etrusca, todo ternura. Además, se lo debo a París... ¿Pueden ser seis?

6. Cuentos que te han gustado muchísimo.
En el colegio me encantaban las historias de Clavileño, ese caballo de madera que llevaba a dos niños volando por toda España. Puede que mi vocación viajera venga de ahí. También me reía con las desgracias del pobre Paco Yunque, malo que es uno. Ya de mayor, El Principito echó raíces en mi alma -no es un cuento de niños, aunque lo parezca-, y me gustó muchísimo El Conde Lucanor, un retablo de cuentecillos muy lindos. No quiero olvidarme de las Tradiciones y leyendas sevillanas, de José María de Mena, que leí siendo un niño, ni de Los fantasmas de la catedral de Sevilla, escrito por Carlos Ros.

7. A quién se lo paso y por qué.
A Craso, porque sé que va a disfrutar cumplimentándolo; a Sonybabe, porque me gustaría saber qué lee; a Kurdo, porque quisiera conocer las fuentes de las que bebe. Y a todos los amigos y amigas que tengo, que por suerte son muchos dentro y fuera de este cibermundo en el que ahora mismo estoy.

¿Puedo saludar? Pues un beso mu fuerte pa Chema, que sé que me va a leer dentro de un ratito. Qué ganas tengo de que llegue el jueves noche...

martes, diciembre 13, 2005

Donde vive el sol


Hace poco escribí un reportaje sobre la Riviera Maya y le puse el mismo título que a este post. Sin embargo, a partir de mañana la costa mejicana cederá el testigo a la ciudad de Colonia, en Alemania, ya que esa Venecia teutona gozará de la suerte -negada a Sevilla durante siete días- de ser la casa del sol. Del que desprende más brillo y calidez.

Chema, único príncipe querido por este corazón tricolor que es servidor, se marcha una semana al Doichecountry (osea, a Alemania, vamos) para refrescarse las ideas a la sombra medieval de una de las urbes más bonitas de Europa, según dicen. Y yo, desde estas latitudes que hoy compartiremos por última vez en unos días, sólo quiero desearle que se lo pase en grande, que disfrute practicando ese idioma que tanto le gusta -aunque suene a motor cascado y mal rollito- y que me dedique un recuerdo bajo las bóvedas centenarias de su catedral gótica, la más grande del país. Porque, como decía Richard Bach, "cuando piensas en una persona, ¿acaso ella no está ahí?". Para mí sería el modo más barato de viajar y el más tierno de conocer semejante portento arquitectónico.

Y, sobre todo, sería la posibilidad de seguir estando junto a una de las personas más importantes que hay en mi vida. Qué suerte tiene Colonia, que te recibe...

lunes, diciembre 05, 2005

Impotencia


Creo que pocas palabras pueden reflejar mejor que ésta el estado de mi espíritu. ¿Pocas? Quizá sólo una lo iguale: frustración. Una mezcla de impotencia y frustración es lo que se apodera de mí cada vez que pienso en las putadas que últimamente, y sin saber muy bien por qué, me hacen unos y otros. Proveedores, todos ellos.

Yo siempre he valorado el servicio por encima del precio. Si esto es así, ¿por qué será que ni siquiera cumplen con su trabajo los aparentemente buenos? Y si éstos actúan de ese modo, ¿qué no harán los que a priori te dan mala espina? Nunca podré entender que se le tome el pelo a la gente, que se desprecie a quien te da de comer –tu cliente- o que se actúe con total impunidad, siendo auténticos terroristas del mercado, a sabiendas de que un cabreo de dos o tres clientes no mermará un mercado de vacas gordas, gordas.

Si contratas en agosto a una casa de cocinas, y en diciembre todavía no te han puesto la encimera, ¿qué puedes hacer? Si el marmolista (el tío de la encimera, vamos) te da pares y nones, ¿cuál debe ser tu actuación? Si queda contigo y no se presenta, si encima va de digno, si vuelve a quedar y te deja plantado un sábado por la mañana (jodiéndote previamente tus planes de fin de semana), si te ocasiona gastos, preocupaciones y dolores de cabeza. Si no ves la luz al final del túnel, ¿qué hacer?

Hace milenios que las hojas de reclamaciones dejaron de tener valor. Es más, intuyo que para esta gentuza poseen incluso una erótica especial, un morbo patético que les pone cachondos de veras. Siento, en definitiva, que un cabrón o dos cabrones me han arrebatado la paz interior. Y entiendo que eso no es justo, ¿verdad?. Pero, ¿cómo lo enmiendo? Se admiten sugerencias…