Mol, life and so on

miércoles, enero 31, 2007

Lo más vital


Hace un ratito se me ha venido a la cabeza aquella canción que alcanzó la fama gracias a El libro de la selva, y que no hace mucho canturreaban Manu Tenorio y Javián de OT: "Busca lo más vital nomás, lo que necesitás nomás, y olvídate de la preocupación". En boca de Baloo, ese tema era un precioso canto a la amistad, tan infantil y revelador como El Principito puede serlo con respecto a otros valores fundamentales. Y en esas estaba, no porque yo sea oso dichoso, oso feliz, sino porque he estado acordándome de mis amigos, uno por uno: amigos a los que adoro, a quienes necesito... y que me demuestran, día a día, la suerte que he tenido de contar con ellos.


Dicen quienes nos han conocido ya mayorcitos que pocas personas conservan, a los treinta y pocos, a sus amigos de la infancia o de la adolescencia. Paqui, Magic y un servidor se conocieron a los cinco años, y hoy día siguen siendo dos de mis mejores amigas. Kursal_Kong fue un fichaje de primero de BUP, igual que Sonia, mientras que Andresito, Amparo, Josemariquita y Fontan surgieron como setas dos años después. ¡Ah! Madre apareció ahí entre medias, concretamente en segundo. Y Craso, calladito él, fue mi primer amigo de la facultad, contratado indefinidamente allá por 1991.


Después llegaron Rocío, Noelia, Sonini... y ahora incluso esperamos una sobrina, doña Urraca, que desde mediados de marzo será el primer fichaje infantil de nuestras vidas. Todos juntos hemos vivido experiencias alegres y tristes, hemos viajado, convivido, disfrutado, discutido y, por encima de todo, hemos explorado los recovecos del concepto más puro de la amistad.


Estoy muy orgulloso de mis amigos. Son, sin duda, uno de los pilares más importantes que hay en mi vida, y me lo demuestran a cada instante. Gracias, de corazón. No somos perfectos, pero sabemos sacarle partido a una sonrisa. Estamos ahí, y seguramente permaneceremos en el futuro. Se dice que un amigo es la mano que despeina tristezas, y ellos me lo han demostrado.
Ya lo he dicho en alguna ocasión: no hay cosa que valore más que el hecho de estar rodeado por la gente que me quiere: porque es entonces cuando descubro que soy feliz.

lunes, enero 15, 2007

El efecto Georgia


Hace tiempo que tengo en la cabeza una idea descabellada: visitar Armenia y Georgia. Reconozco que siempre me han atraído especialmente los países que conforman la otra orilla del antiguo Telón de Acero, y especialmente las ex repúblicas soviéticas. En 2001 dediqué parte de mis vacaciones a patearme Lituania, Letonia y Estonia, y al margen de los dos pequeños estados que menciono al inicio de este post, también sueño con dedicar unas vacaciones a recorrer Ucrania.


No sé por qué me llaman tanto la atención. Un psicoanalista diría, tal vez, que huyo de mí mismo, y que me apetece meter la cabeza allí donde nadie me encontraría ni por la más remota casualidad. Puede que no le falte razón. Pero creo que mi interés goza de unas raíces más mundanas: adoro el arte antiguo -y estos países están llenos de iglesias y monasterios de los siglos V y VI-, me encanta conocer culturas poco estudiadas desde el punto de vista occidental y ya, de camino, pisar donde pocos españoles hayan estado antes.


En las últimas semanas, mi interés viajero se ha acentuado. En realidad, ha crecido de manera inversamente proporcional a mis posibilidades de invertir dinero en salir pitando. Osea, me quedo en Sevilla, pero vuelo con la imaginación. Recuerdo que hace unos dos o tres años, leí un libro del periodista catalán Gabriel Pernau titulado A China en bicicleta; este hombre, cuando era un chaval, cogió una bici en Estambul, lo más parecido al paraíso que existe en este mundo, y llegó con ella hasta Xian, ciudad famosa por los guerreros de terracota que hace unos meses se expusieron en Madrid.


Yo flipé leyendo sus aventuras. Y me reafirmé en la idea de, algún día, recorrer las calles de esa Georgia que él describía como un espacio virginal y un paraíso de la buena gente, pese a la pobreza aguda que padecen los ciudadanos de ese país. Recuerdo que a él le llamó la atención el hecho de que no quisieran cobrarle en los mercados locales por ser turista, un "invitado" y, para ellos, un regalo del cielo. Quien le regalaba tres tomates o un par de piezas de fruta era, probablemente, una señora mayor que carecía de lo más básico para llevar una existencia digna. Sin embargo, comparía con el bueno de Pernau lo poquito que le daba la vida.


Ayer estuve viendo en la tele uno de esos episodios de Lonely Planet que, sin ser una maravilla, es lo que existe en el terreno audiovisual para conocer algo sobre la idiosincrasia de georgianos y armenios. El tontoleches del presentador -al que no trago desde hace años... tal vez por envidia justificada ;)- se fue al mercado de Tbilisi para comportarse como el guay que es. Y efectivamente, como recordaba Gabriel Pernau, los comerciantes -con aspecto de ser bastante más pobres que el viajero- le regalaban sus productos; incluso una señora mayor, vestida de negro, se acercó a él y, cogiéndolo de la mano, le dijo: "Venga a tomar una taza de café". Impresionante.


Vivir hay que vivir, y hay quien tiene la suerte de hacerlo en Sevilla, en París o en Barcelona, y a quien le toca en sorteo un pueblo de Ecuador, la región de Nagorno Karabaj o Trípoli. Sin embargo, lo que más me sorprende es que no necesariamente somos más felices quienes lo tenemos todo. Ni desde luego somos mejores personas ni más generosos. Un mercader español se habría planteado que regalar tres tomates reduce su beneficio del día en un equisequisequis por ciento, y con los impuestos, el IBI, el colegio del niño y el karate...


El efecto Georgia es, por tanto, esa pequeña revolución que debe darse en cada uno de nosotros para comportarnos como personas simples, como simples personas, más allá de los artificios y cadenas de cada día. Es la necesidad de ir directos al corazón, a la mirada, a los sentimientos de quienes tenemos enfrente, más que a todas esas parafernalias que nos acercan y nos alejan de la gente sin justificaciones humanas posibles.


Aunque suene a demagogia, creo que siempre es bueno recordar la necesidad de que enraíce en nosotros esta revolución. Puede que en mí todavía no haya comenzado, o que no esté avanzada, o que permanezca aletargada por el runruneo de hipotecas, préstamos, trabajo, casa y tareas, pero soy consciente de su necesidad.


...tal vez si los dirigentes del PP hubieran reflexionado sobre el tema, habrían acudido a la manifestación del sábado. A pesar de que las víctimas no fueran europeos de pedigrí.

viernes, enero 12, 2007

Las canciones y Carlitos




¡¡¡¡¡Titiiiii, titiiii!!!!!


Se hace sabeeeer, que mi amigo Miiiint

me ha pasado un meeeeeeme.

Ahí van las respueeeeeestas.


También os anuuuuuncio

que en enero del año pasaaaado

respondí al de las cinco maníiiiias.


Pronto os pasaré lo del liiiiiibro.


¡¡¡¡¡Titiiiii, titiiiiii!!!!!


1. Eres hombre o mujer: Somebody (Depeche Mode)


2. Descríbete: I just don’t know what to do with myself (Dusty Springfield)


3. Qué sienten las personas cerca de ti: You are the one (AHA). Pa lo bueno y pa lo malo, jeje.


4. Como te sientes: Early morning (AHA)


5. Cómo describirías tu antigua relación sentimental: Rian de rian (Edith Piaf)


6. Describe tu relación actual: The blood that moves the body (AHA)


7. Dónde quisieras estar ahora: Istanbul (BSO Haman)


8. Como eres respecto al amor: Velvet (AHA)


9. Cómo es tu vida: Train of throught (AHA)


10. Qué pedirías si sólo tuvieras un deseo: Open your heart (Madonna)


11. Escribe una frase o cita famosa: “Si de verdad me queréis, ¡¡¡irse!!!” (Lola Flores, ‘La Simpar’, en la boda de su primogénita; teniendo en cuenta la dirección de mi blog, no podía elegir otra)


12. Ahora despídete: What have I done to deserve this? Pet Shop Boys. Jajaja…