Mol, life and so on

lunes, febrero 29, 2016

Resurrección en año bisiesto: amanece un 29 de febrero



Sí, soy yo. Creí que nunca iba a volver, pero... digamos que me apetecía inmortalizar de algún modo este día tan especial y, sin pretenderlo, me he puesto a hacer balance sobre lo ocurrido en los últimos cuatro años: en mi olimpiada bisiesta personal :)

Lo cierto es que mi vida ha dado un giro de 180 grados. Ahora doy clases en la universidad, he estudiado cosas nuevas (y sigo en ello), he publicado artículos en revistas científicas de muy buen nivel, he asistido a congresos internacionales, he viajado por Italia, Reino Unido, Bélgica, Irlanda, Portugal y por supuesto España, he mejorado mi nivel en algunos idiomas y he aprendido otros... Supongo que me dejo cosas en el tintero, pero sirvan éstas como muestra de la revolución que, al menos para mí, han supuestos estos cuatro años comprendidos entre bisiesto y bisiesto. Todo basado en un esfuerzo atroz, pero los resultados han llegado y, como dicen los futbolistas, las lesiones me han respetado (podía no haber sido así).

En el aspecto personal, ahora me siento mucho más tranquilo y seguro. ¿He dicho tranquilo? Bueno, tal vez hay cosas que van selladas a fuego en la palabra carácter, pero digamos que sigo peregrinando por la vida lleno de fuerza y con la ilusión de quien aprende y crece a diario. Lo de sentirme más seguro, sí que es indudable. Ahora, tal vez, más que nunca.

También he perdido a gente. No estoy convencido de que la palabra sea pérdida, pues supongo que es imposible perder lo que tal vez nunca se tuvo, aunque es cierto que ha caído gente por el camino; gente que, en su momento, pensé que era importante, y resultó ser un aguacero de verano. A fin de cuentas, la vida es un gran teatro, una obra de los Álvarez Quintero, con muchos personajes entrando y saliendo. Al menos me quedo con una evidencia: el tiempo ha depurado, y quien sigue, sigue y seguirá (espero).

Y por último, aunque no menos importante, está el aspecto sentimental. La recta final de 2012 me llevó a cometer un (grave) error, y bien que lo aprendí/pagué. Luego vino la tranquilidad, el sosiego, un poco de despiporre (también)... hasta que llegó lo más bonito que me ha regalado el destino en los últimos años. Por primera vez estoy tranquilo, sin dejar de perder el brillito en los ojos cada vez que leo su nombre, veo su foto u oigo su voz. Juntos vamos progresando, creciendo, encajando las piezas: y espero que así sigamos, por lo menos, hasta que pasen otros veinte años bisiestos... o más. Te quiero mucho, Baquito ;-)

Eso sí: durante el último bisiesto vi un petirrojo por última vez. A ver si hay suerte y en 2016 se vuelve a repetir el (casi) prodigio.

Y otra última cosa: releo esto y descubro que, escribiendo sobre cosas que no sean técnicas, estoy francamente desentrenado, jejeje.

Seguimos en contacto. Nos vemos, de nuevo, por aquí.