Mol, life and so on

jueves, noviembre 03, 2011

Promesas que no valen nada




Lo prometí, sé que te lo prometí. Juré que mis pies no traspasarían de nuevo el límite de la Rosa de los Vientos coruñesa sin ir agarrando tu mano. Que algún día, tú y yo nos sentaríamos casi al borde del precipicio y veríamos romper las olas bajo nuestros pies. Que esa inmensidad azul, azul, azul, y las briznas blanquecinas de salitre en suspensión estarían creadas sólo para nosotros, convertidas en mera comparsa de un escenario donde lo importante sería nuestro amor. Allí, mis ojos te iban a gritar, silentes, que no hay lazos más sólidos desde San Vicente a Finisterre, o viceversa. Que eres lo mejor que me ha pasado en la vida, y el manto vegetal de margaritas bicolor sería testigo de tal prodigio.

Te lo prometí, es cierto. Hace ahora quince años. Juré que traspasando la aguja que señala hacia América te esperarían mis labios, una y otra vez. Y mis brazos, siempre. Que te sujetaría por detrás con la fuerza de un torpedo, y tú sentirías que el océano bravío no todo lo puede. Que hay evidencias más rotundas que el rugido del mar. Que susurraría a tu oído palabras para hacerte sentir único. Único en el mundo. En los cielos, en la tierra, en los mares, en el abismo. Único y privilegiado. Porque era imposible quererte más y mejor.

Es verdad. Te dije que frente a la inmensidad atlántica haría una promesa de amor, quizás eterno, pues quién como tú. Sentirías que atrapado por mis salomónicos brazos nada malo podría ocurrirte, por grandes que fueran las olas, o severa la tempestad. Y cerrarías los ojos para percibir el calor de mi pecho, desnudo y descamisado, o la calidez de mi rostro anejo al tuyo. Que las lágrimas, insostenibles ante la grandeza de todo lo que nos une, eyacularían hacia el norte, hacia el sur, hacia el este y el oeste, como esperma que ansía por fecundar y dar vida. “Te quiero. Porque es imposible no hacerlo. Porque ni puedo ni deseo evitarlo". ¿Lo recuerdas? Lo prometí aquel día, en el nombre de la tramontanta, del siroco, del poniente y del mistral, y junto a los oxidados restos del petrolero Mar Egeo, tocado y hundido frente a la costa irregular y rocosa, a diferencia de nuestros lazos, renacentistas y sólidos.

Sí, te lo prometí, pero no voy a cumplirlo: porque el problema, el verdadero problema, es que aún no sé quién eres. Y de hecho creo que ni existes...

2 Comentarios:

  • Yo respondí a la pregunta... no, no exite. Y dejé de buscar. Quizá con la íntima esperanza de que dejando de buscar encontraría. Pero parece que no hay tácticas válidas. Que quizá lo único posible es conseguir que deje de importar, estar a gusto con uno mismo sin la necesidad de complemento y que si viene venga no a llenar un hueco sino a compartir algo bueno ya cosntruido. Pero hoy opino eso y mañana lo contrario...

    Por Blogger mikgel, a las 12:52 p. m.  

  • Ains mi niño shico mare!!! ahora tendría yo que decirte lo que me dijiste cuando nos vimos por primera vez que no me rindiera, por desgracia no puedo, sigo igual o más aun autoconvencida y resignada de que no existe...

    Por Blogger Ana Rosa Tinoco, a las 11:10 p. m.  

Publicar un comentario

<< Inicio