Mol, life and so on

miércoles, agosto 17, 2005

El porculín

Empezamos el puente como niños que esperan a los Reyes Magos. Chema y yo, ilusionados, con ganas de vivir a tope esos cuatro días, salimos pitando a las dos de la tarde: justo cuando finalizaba nuestra jornada laboral. Tanta alegría no nos dejó tiempo ni de comer, así que cumpliendo escrupulosamente con el horario previsto paramos a comer unos kilómetros antes de Monesterio. En la venta 'El Culebrín'. Maldita la hora...

Mol y yo representábamos la primera avanzadilla de una expedición que, sin saberlo, incluía también a Jacinto-Cecilio, Rosalía e Isabelita con toda su grassia y majestad características. Llevábamos entonces unos 20 minutos esperando, y 20 después estos tres individuos siguieron su rumbo mientras que nosotros dábamos pequeños sorbos a las bebidas, únicos manjares a nuestra disposición. Total: 40 minutos, un Kas de limón y alrededor de ocho aceitunas.

Pensamos que esa tardanza venía justificada por la avalancha de gente que buscaba condumio en aquel antro. Justo cuando dejábamos pasar el hambre entretenidos con esa idea, se escuchó un fuerte gruñido: era un cerdo al que mataban en el isofato (ipso facto) para preparar mi canne en salsa. Asustado, miré por la ventana y vi no sólo al puerco yacente, sino también a una hermosa lugareña cargada con un cesto de patatas, de las patatas que me iban a poner como guarnición del malogrado porcino.

Ese ruido infernal volvió a repetirse y observamos a un pequeño matarife extraer la cinta de lomo de otro cerdo, mayor que el anterior. Otra vez pasó la bella lugareña, cargada esta vez de verduras fresquísimas para elaborar la guarnición para el plato de lomo que esperaba Chema.

Cuando vimos a un chino portando fardos de arroz y a una chica con coletas ordeñando a una vaca, supimos que se acercaba el momento postre, mientras un delicioso aroma de café recién tostado impregnaba el ambiente. Fue entonces, dando el último sorbo a tan deliciosa bebida, cuando descubrimos que la intachable frescura de todos los alimentos justificaba la hora y tres cuartos que esperamos a que nos terminaran de atender en condiciones.

...y nosotros pensando que en 'El Porculín' eran unos impresentables, inútiles y malos profesionales. Mala gente que somos...

1 Comentarios:

  • Sólo puedo decir: ¡¡¡Hijos de la gran puta!!!

    Por Anonymous Anónimo, a las 4:20 p. m.  

Publicar un comentario

<< Inicio