Mol, life and so on

jueves, julio 28, 2005

Un pulso al bicho

A veces tiemblo cuando siento que se acerca. El corazón se dispara, el estómago se contrae, la respiración se agita, el sudor empieza a caer. Odio el sonido de sus pasos gélidos sobre una superficie que parece ardiente. La ansiedad, el bicho, llega anunciando su paso con antelación, como las luces alternas de un paso a nivel: sientes que se acerca algo avasallador, aunque no se vea, y que su tránsito arrastraría cualquier cosa que no se apartase a tiempo. El bicho llega pidiendo explicaciones sobre quién eres, qué sientes, qué buscas. Sometiéndote a un feroz interrogatorio sobre tu vida y tu obra. Pretende tambalear tus cimientos, hacerte perder el control. El muy hijo de puta sólo busca apoderarse de tu pensamiento, confundirte, hacerte sentir una jodida mierda, maltratar a un cuerpo que tiembla y observa de reojo su llegada con la mirada cobarde y tímida de un perro faldero.

Pero la ansiedad no es infalible ni indestructible. Sé, porque ya la he vencido, que juega muy bien en casa, que tiene los mejores golpes. Pero también sé que la fuerza de voluntad es el mejor revés. Hay demasiada belleza en el mundo para dejar que el bicho nuble mis sentidos. La ansiedad tiene muy mala uva, sabe dónde darte, qué teclas pulsar para dislocar tus sistemas. Aunque ni el virus más poderoso puede operar cuando apagas la máquina. Lucho para ganar, consciente de mis limitaciones. También de mis oportunidades.

Cualquier problema de esta índole requiere, sobre todo, voluntad. Si el deseo de superación no falta, al menos se tiene bien empuñada la raqueta. El partido será largo, aunque prometo resistencia y vender cara la derrota. ¿Derrota? No, no contemplo esta posibilidad. Esta mala racha no es más que una transformación de lo malo en algo bueno, y de lo bueno en lo mejor. Volveré a salir de la crisálida consciente de que fuera me espera el mejor de los mundos posibles. Ése que tanto merece y al que desde aquí le dedico la mejor de mis sonrisas.

2 Comentarios:

  • Yo conocí ese bicho, me atrapó y me tuvo dos años en sus garras, hasta que decidí ponerme en pié y echarlo de mi vida.Me llevó a los más oscuros rincones de mí misma, pero al final salí del pozo y empecé a disfrutar de una nueva vida que pasaba ante mí y que no podía ver antes.
    Al final apareció la luz y la sonrisa volvió.
    Fuerza de voluntad y pequeños pasitos, lo más importante.
    Buen blog.
    :)

    Por Blogger eivissa, a las 6:24 a. m.  

  • Acabo de llegar a tu blog, conozco bien ese bicho, porque ya lo he pasado, y es horrible, se pasa muy mal, pero cuando lo controlas, se queda en nada, y como a los niños cuando no les haces caso, se aburren y se van.

    Para la gente que tiene a ese bicho dentro, decir que se puede salir, con mucha fuerza de voluntad, pero se puede.

    Por Anonymous Davichini, a las 2:36 p. m.  

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