Mol, life and so on

lunes, octubre 20, 2008

October



Recuerdo que, de adolescente, era una canción que me cautivaba. Muy visual, sensitiva, llena de matices donde el receptor podía ver esa “english town of color grey” que Morten Harket susurraba al oído. A veces, cuando la escuchaba, sentía la necesidad de acurrucarme en el sofá con una mantita, mientras que las evidencias bibliográficas sobre la mesa ponían de manifiesto que el curso, por fin, había comenzado.


Octubre siempre ha sido mi mes, y no sólo porque sea el de mi cumpleaños. Casi todo lo bueno y lo malo que se produce cíclicamente en mi vida, llega en octubre: empezaba el curso, la meteorología adversa siempre ha estimulado mi afán lector, sentía una ilusión desaforada por todas esas cosas que aprendería en los meses siguientes, aceptaba y afrontaba el reto de seguir creciendo interiormente… incluso escuchaba más música, me reencontraba con los colegas, compraba algún que otro coleccionable que nunca terminaba, y así podría seguir casi hasta llenar un par de folios.


Pero de mayor, todo cambia. La falta de luz me pasa factura en forma de ‘bajona’, que inexplicable y matemáticamente deja entrever su pérfido halo allá por la última semana de septiembre. Además, donde antes se hallaba el reto del nuevo curso y la pasión por aprender, ahora llega el fantasma de la monotonía en un trabajo que a veces hiere.


Sin embargo, el instinto de supervivencia me invita a fijarme en otras cosas que antes pasaban desapercibidas, imagino que por lo lejos que me pillaba el mundo rural. En octubre, la dehesa vuelve a estar verde, la hierba desprende un aroma húmedo, fresco, y las flores brotan, brotan, brotan.... Ayer, el campo situado detrás de mi casa –al que apodo cariñosamente ‘mi jardín’- estaba plagado de jazmines silvestres que impregnaban el ambiente de un olor dulzón irresistible. Lo disfruté con mis perros, que hubieran servido para grabar una nueva cortinilla para ‘La casa de la pradera’ volando ladera abajo.


Poco a poco, voy aprendiendo que con lluvia, el Tirant lo Blanch, las Troteras de Pérez de Ayala o la Eneida ganan encanto, mientras que el foco alógeno y el aroma a canela en el quemador de esencias estimulan cuerpo y mente aún más que el Red Bull. Aprendo, en definitiva, que todo lo bueno y lo malo está en mí. Eso es octubre.


Y además, ya que en el trabajo las cosas siguen en coma irreversible, debo fabricarme mis propios retos del día a día. Así que este año, otra vez, vuelvo a las aulas. No sé si podré mantener el nivelazo del año pasado (48,5 puntos sobre 50 posibles), pero sí que la ilusión y las ganas de dar lo máximo van a estar ahí perennes. Ahora, como dicen los futbolistas, sólo espero que me respeten las lesiones… y, sobre todo, las lecciones. Que de ésas, tendré que empaparme unas cuantas docenas. Y yo, muy feliz, por supuesto ;-)


10 Comentarios:

  • hola golfo... es cierto que el otoño nos lleva a muchos a la melancolía.. pero hay que saber sacarle partido a esa melancolía... disfrutar de esos estados emocionales que nos sumergen en paraísos de color ocre y hojas secas... y ponerle buena cara a la recta final del año....
    lo de volver a estudiar me da mucha envidia... es algo que me llevo planteando desde hace tiempo... a ver si este nuevo curro que tengo me da un poco de estabilidad temporal y aprovecho para hacer algo...
    besos a ti y a tu chico.

    Por Blogger Unknown, a las 6:36 p. m.  

  • La verdad es que el otoños tiene sus encantos, jejeje... yo por ejemplo disfruto mucha más los pocos días que quedan en que poder calzarse las sandalias... y las vistas de mis nuevos alumnos, que los de este año están impresionantes!!!

    Por Blogger Mugalari, a las 8:54 p. m.  

  • Das en la clave en varias cosas que comentas. Lo bueno y lo malo está en nosotros, ese hecho en teoría evidente es olvidado con frecuencia y desviamos nuestras energías hacia cruzadas inútiles contra lo que nos rodea y a lo que achacamos nuestros malos y, lo que es peor, también nuestros logros.

    También te doy la razón en lo de falta de sol. Parece mentira pero se nota, vaya que si se nota. Yo intento salir, ponerme encima de una roca y, como las lagartijas, activarme.

    Un placer leerte, te ha quedado un post sereno y con un puntito de ilusión.

    Un saludo.

    Por Blogger Argax, a las 8:04 a. m.  

  • NO te quejes, que bastante suave es el otoño por ahí...

    Por Blogger Vulcano Lover, a las 8:22 a. m.  

  • A pesar de la melancolía propia de las fechas se te ve animado, con ganas de estudiar, hacer cosas, ganas de disfrutar del otoño...

    Besos.

    Por Blogger CRISTINA, a las 6:34 p. m.  

  • A mí me dan "bajonas" en verano, yo en otoño renazco. Estoy sincronizado con la tierra que piso, soy parte de ella y ella parte de mí. Es lo que tiene ser un niño "rurá".

    Por Blogger mikgel, a las 8:47 p. m.  

  • Pues yo no soy "rurá" ni por asomo, como mikgel, pero me ocurre lo mismo: odio el verano, cada año más, y me encanta el otoño. Adoro pasear en esta época del año, quedar para tomar café (¡ejem! Mejor no digo nada al respecto, Padre), respirar el aroma a castañas asadas, contemplar los colores, abrigarme porque llega el frío... No puedo evitarlo, me da vida.

    Me alegra sentirte contento y optimista, ese es mi Carlos. Te veo el sábado (D.m.), guapo. Un beso enorme.

    Por Anonymous Anónimo, a las 2:02 p. m.  

  • En general... adoro el otoño. Me gusta cuando me abraza la melancolía por estas fechas, y me encanta ver como el verde de aquí va siendo sustituido por miles de colores. Octubre es aquí un mes colorido, aunque melancólico y desde hace algunos años más soleado que los anteriores, lo que agradezco muchísimo porque aunque adoro este tiempo la falta de sol y luz me afecta muchísimo. Dentro de nada comenzará a anocheces a las 3.30pm... y eso sí que me deprime :).
    Me alegra verte feliz. Sigue así que hay que aprovechas cada minuto de esta vida... va demasiado deprisa a veces :).

    Por Anonymous Anónimo, a las 12:45 a. m.  

  • A quien le guste el otoño, que venga a mi casa y recoja las hojas muertas del jardín! Jijiji. Saluditos

    Por Blogger Craso, a las 3:59 p. m.  

  • El otoño no es mala fecha, a mi también me gusta.

    ánimo, para está nueva temporada y por cierto, calienta antes de comerte los libros y al o la profe.

    besos
    Fontan

    Por Anonymous Anónimo, a las 10:19 a. m.  

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