Infamia
Me avergüenza, me entristece, me aterroriza. Cuando vi esta foto el sábado, comencé a experimentar un cúmulo de sensaciones que, desde luego, guardaban poca analogía con mi confianza en el ser humano. Es imposible contemplar a esta señora, que bien podría ser mi madre, y no sentir que las tripas empiezan a revolverse: puto ser humano, capaz de lo mejor y de lo peor… La miro, y me pregunto qué le llevó hasta ahí. ¿La huida, sin más? ¿El deseo de ayudar a un hijo o a un vecino? ¿Y qué ocurrió? ¿Dispararon a bocajarro, o es víctima colateral de un ataque a gran escala contra otro tipo de objetivos? ¿A esos escombros se ha visto reducida su casa, o forman parte del malogrado viario urbano?
Todavía no se ha inventado en este mundo una razón política que justifique el sufrimiento de un ser humano. A esta señora, seguramente, le importan un carajo las aspiraciones secesionistas de Osetia del Sur o el autonomismo de Abjasia. Y doy por hecho que los hombres y mujeres de Tsjinvali, capital suroseta de nombre impronunciable, no comprenden que ciertas aspiraciones territoriales, por legítimas que éstas sean, cuesten la sangre y el futuro de toda una generación.
¿Entonces? ¿Qué está pasando? Pues, sencillamente, lo de siempre. Que el de abajo extiende un cheque empapado en sangre que el de arriba, sea Putin, Bush o el tal Mijail Saakashvili, cobra esbozando una sonrisa irónica. Que el sufrimiento y la vida siempre los ponen los mismos, y sin saber muy bien por qué. Y que las bombas constituyen un lenguaje más directo y más efectivo que el diálogo, donde un simple hombre puede ganarle el pulso al más esquivo de los mandamases con una pregunta muy simple: “Y todo esto, ¿merece la pena?”
Claro que la merece, señora anónima de la fotografía. Su rostro ensangrentado es, para Putin, la consecuencia de una actitud soberbia; para Saakashvili, la muestra de la contrastada crueldad rusa; para Sarkozy, otra oportunidad de lucimiento personal; para Bush, una ocasión perfecta para seguir sembrando discordia; y para la ONU, otro pasito más hacia el perpetuo descrédito ocasionado por su (también) perpetua falta de autoridad.
Pero todos se caracterizan por lo mismo: defienden lo superfluo y forman parte de esa horrible casta que o bien escribe la historia con sangre, no con tinta, o bien asiste indiferente a contemplar cómo los demás se lían a garrotazos mientras sus intereses permanecen incólumes. A mayor gloria del partido de turno… y de la billetera, of course.
Mientras tanto, esta señora seguirá retorciéndose entre esa maraña rara de cables, escombros, ramajos o no sé qué. Y con ella, además, la buena voluntad de todas las personas de bien.
Todavía no se ha inventado en este mundo una razón política que justifique el sufrimiento de un ser humano. A esta señora, seguramente, le importan un carajo las aspiraciones secesionistas de Osetia del Sur o el autonomismo de Abjasia. Y doy por hecho que los hombres y mujeres de Tsjinvali, capital suroseta de nombre impronunciable, no comprenden que ciertas aspiraciones territoriales, por legítimas que éstas sean, cuesten la sangre y el futuro de toda una generación.
¿Entonces? ¿Qué está pasando? Pues, sencillamente, lo de siempre. Que el de abajo extiende un cheque empapado en sangre que el de arriba, sea Putin, Bush o el tal Mijail Saakashvili, cobra esbozando una sonrisa irónica. Que el sufrimiento y la vida siempre los ponen los mismos, y sin saber muy bien por qué. Y que las bombas constituyen un lenguaje más directo y más efectivo que el diálogo, donde un simple hombre puede ganarle el pulso al más esquivo de los mandamases con una pregunta muy simple: “Y todo esto, ¿merece la pena?”
Claro que la merece, señora anónima de la fotografía. Su rostro ensangrentado es, para Putin, la consecuencia de una actitud soberbia; para Saakashvili, la muestra de la contrastada crueldad rusa; para Sarkozy, otra oportunidad de lucimiento personal; para Bush, una ocasión perfecta para seguir sembrando discordia; y para la ONU, otro pasito más hacia el perpetuo descrédito ocasionado por su (también) perpetua falta de autoridad.
Pero todos se caracterizan por lo mismo: defienden lo superfluo y forman parte de esa horrible casta que o bien escribe la historia con sangre, no con tinta, o bien asiste indiferente a contemplar cómo los demás se lían a garrotazos mientras sus intereses permanecen incólumes. A mayor gloria del partido de turno… y de la billetera, of course.
Mientras tanto, esta señora seguirá retorciéndose entre esa maraña rara de cables, escombros, ramajos o no sé qué. Y con ella, además, la buena voluntad de todas las personas de bien.
8 Comentarios:
Estoy de acuerdo contigo, pero aparte de los egos que mencionas, no hay que olvidar que por Osetia del Sur pasa un importante gaseoducto que provee a la Europa acomodada. Al final, como siempre, el puto dinero.
Besos, mi vida
Por Anónimo, a las 7:38 p. m.
Que no te metas con Sarkozy, que es un crack!
P. D. A ver si algún día contestas a las llamadas perdidas y a los sms, que Telefónica también tiene que hacer negocio...
Por Craso, a las 8:51 p. m.
Y Europa, como siempre, de brazos cruzados... cada vez me decepciona más.
Te recomiendo que veas una película rusa que se llama ALEXANDRA, seguro que te ayuda a canalizar todos estos sentimientos que expresas aquí. En Madrid ha estado en la cartelera esta última época. No sé ahí... pero seguro que en internet o próximamente en dvd se podrá conseguir. Me parece una película justa y que es necesario verla
Por Vulcano Lover, a las 9:46 p. m.
Y digo yo,por qué en lugar de tirarle las bombas a esa pobre señora no se las tiran a la madre de Bush???bueno,no,que bastante tiene la pobre mujer con haber tenido ese hijo
Por Anónimo, a las 7:45 p. m.
No había visto la fotografía y es absolutamente sobrecogedora.
Sólo dos comentarios:
1. Al escuchar hoy que Sarkozy iba a visitar la zona para no se qué historia se me vino a la mente la misma valoración que a ti: una oportunidad más para el lucimiento personal de un político ciertamente antipático.
2. No has cumplido tu promesa. En el post anterior prometiste un post más optimista.
AMPARO.
Por Anónimo, a las 1:07 a. m.
¿Pero qué gaitas tenéis contra Sarkozy? ¿Lucimiento personal? ¡¡¡Pero si es el presidente de turno de la Unión Europea!!!
Por Craso, a las 3:15 p. m.
Cada dia tengo más claras un par de cosas.
1)Algún día adoptaré un par de niños y si mi economía me lo permite emularé a la jolie...
2) Cuanto más conozco al ser humano más quiero a mi perro...
besos
Por Anónimo, a las 4:57 p. m.
Cuanto más conozco al ser humano, más quiero al ser humano. Más lástima me inspira... Si es que somos unos grandísimos _______.
Algo en mi interior me empuja a cambiar el canal, a no leer tu post, a evadirme a un micromundo creado a mi medida. Es la mierda de la asquerosa sociedad postmoderna que nos arrastra.
Hace muchos años me enseñaron a arrimar el hombro ante las injusticias que me rodean. Es una lástima que esos pocos que gobiernan a esta humanidad nuestra, influidos por los grandes grupos económicos y los asquerosos intereses por la pela, sean capaces de tomar decisiones que influyen en todas las pequeñas realidades de los hombres que formamos las civilizaciones terricolas...
Asco de to... Solo se puede salvar al hombre con una educación que fomente la empatía y el entendimiento.
Ante estas noticias desesperanzadoras os animo a que sigáis soñando con un mundo mejor.. pero no será posible si no nos lo curramos. Creemos nuestro micromundo y sembremos ese amor tan necesario a nuestro alrededor.
Besos Carlos
Por Diego de la Llave, a las 10:39 p. m.
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