Mol, life and so on

viernes, agosto 25, 2006

Buenos días, Majestad


Como ya le habrá informado su jefe de gabinete, ayer estuve en Zarzuela firmando los documentos que me convertirán, a partir del próximo día 1 de septiembre, en su flamante jefe de prensa. Quiero aprovechar esta carta que usted tiene entre sus manos para presentarme, y para decirle que me ha puesto en un brete nada más llegar. Pero vayamos por partes.

En primer lugar, mi nombre es Carlitos Sublime. Soy licenciado en Periodismo, experto universitario en Relaciones Institucionales y Protocolo, estudiante vitalicio de Filología Hispánica y puede que el próximo año por estas fechas, además, máster en Literaturas Europeas Comparadas. ¿Cosas muy dispares unas de otras? No, no se crea. Todo el saber se relaciona. Pero si así fuera, mi personalidad es un tanto... pues de ir picando, de un poco de todo.

Acumulo 8 ó 9 años de experiencia en asesoría de comunicación, aunque nunca pensé (ni quise) estar aquí. Mis objetivos eran otros, más mundanos, más sencillos, con menos parafernalias y viviendo mi propia vida. Pero estas cosas no suceden en la vida real (la que está fuera de Palacio), y uno no siempre puede elegir. Si no, otro gallo cantaría, y ahora sería un pijo redomao quien estaría aquí a su servicio. No yo.

El resto, lo irá descubriendo con el trato diario, aunque tampoco hay mucho más que le pueda interesar, dado que vuestra Majestad y yo mantendremos una relación exclusivamente profesional donde lo humano queda fuera. Así debe ser. Así lo pretendo.

No me considere atrevido, pero en mi anterior etapa laboral consideraba que a los clientes hay que decirles las verdades como puños, aunque duelan, si se les quiere ofrecer un servicio óptimo. Eso ha sido una máxima en mi gestión diaria, y también la razón que expuso ayer el jefe de la Casa Real como piedra angular para contar con mis servicios.

Así que, si me lo permite, y a pesar de que todavía no soy oficialmente su siervo, voy a dejarle una cosa bien clarita: usted puede ir al Mercadona cada vez que quiera, válgame el cielo. Ahora bien, como me vuelva a hacer declaraciones ante los medios mostrando su sorpresa por la "gran cantidad y variedad" de yogures que había en los refrigeradores del supermercado, le esperaré en su despacho con los brazos en jarra, como esposa marujona y rebotada con marido trasnochador. ¿Es que usted es tonto? ¿Es que no se da cuenta de que se pone en evidencia? ¿Es que no ha sopesado que los republicanos, entre los que me encuentro (las cosas claras), aprovecharán esa coyuntura para pensar que no tiene ni pajolera idea de lo que es la realidad social en España?

Porque Señor, en el Mercadona hay muchos yogures y de muchos tipos, pero en el Día muchos más, y más variados y sabrosos. ¿Ha probado el de coco y muesli? Se lo recomiendo. ¿Y se ha pasado por la sección de productos de limpieza? Pues iba a flipar. Hay un producto para cada cosa: toallitas para el frigorífico y el horno, pulverizador para la cal, la grasa, con aroma a limón, a cítricos y sin aroma, detergente con oxígeno activo, jabón de marsella, esencia de aloe vera y yo qué se qué más. Pero no lo diga, o parecerá que nunca limpia en casa, que no comparte labores con la reina y que usted se cree que el Fairy es el intérprete de "¡Ay mi torito, ay torito bravo!" Y por ahí no, que luego servidor tiene que dar explicaciones rocambolescas.

A mí, usted (perdón, vuestra Majestad) no me cae mal, a diferencia de lo que sucede con sus hijos. Sin embargo, creo que a veces tiene puntos raros para dárselas de gracioso delante de todos. Y a veces acierta, y otras falla. Porque eso de mostrarse sorprendido por los yogures de marras neutraliza, y de qué manera, sus méritos en la Transición y el 23-F, caso de que fueran tales. ¡Coño, don Juan Carlos!, qué se creía, ¿que todavía estábamos aquí tomando el Supremo de chocolate los sábados porque era un día especial? ¿Pensaba que no habíamos salido de los Danone y de los Yoplait más básicos, sin pedacitos ni na?

Dios, dios...

Ah, y otra cosa: sea amables con las cajeras, y pregúnteles si quiere por la madre, la abuela o el gato. Pero no por sus condiciones laborales o si están agusto en la empresa, como hizo en Mallorca hace días. Una máxima: no existe cajera satisfecha con su empleo, ni siquiera en el Mercadona. Están todas puteadísimas por mor de un trabajo que las tiene diez o doce horas al pie del cañón sin descanso, horas extra remuneradas o gratificaciones de otra índole. Pero eso no lo pregunte directamente a ellas, sino a mí o a otros de sus asesores. Recuerde que usted es el Rey de España, guste o disguste, y se le supone al tanto de la realidad que viven sus súbditos. Se le supone, al menos.

En caso contrario, tengo hueco esta tarde de 18:00 a 21:00 horas para ponerle un poco al tanto de unas cuantas carencias y necesidades que muchos españoles deben torear día tras día. Espere que miro su agenda... ¡Ah! Tiene sesión de navegación. Y con su pantalón rojo. Bueno, pues otro día... qué se le va a hacer... Váyase con su barquito, que hay prioridades y los españoles siempre pueden esperar. Lo llevan haciendo desde la Edad Media...

De momento, eso es todo, Señor. Quisiera que mantuviéramos una relación estrecha, cercana y de intensa colaboración, por el bien de mi país y de una institución, la monarquía, que si bien me parece anacrónica y sinsentido, es la que me paga cada fin de mes. A ver si con mi trabajo consigo que usted sea percibido como un rey verdaderamente 'progre' por sus hechos, y no por hacer preguntas estúpidas o comentarios vacuos que le ponen en evidencia. A usted, y a muchos de sus asesores. Igual podemos lograr que cuando vuestra Majestad, la reina o alguno de sus tres retoños salga en pantalla, cada vez sean menos los españoles que tuerzan el gesto y digan o piensan: "Dios, qué país".

Aunque lo veo difícil. Recuerden que todos ustedes son Borbones. ¡Dios, qué país!

2 Comentarios:

  • Carlitos, ¿o debo decir Don Carlos? me has dejado pasmada. Es ud una eminencia. No sabía el nuevo cargo que tenías (ahora podría conocerte en una de tus estancias en la capital) y tus consejos a Su Majestad son de lo más oportunos y relevantes. Espero, primero que se ría tanto como me he reído yo cuando te leía y, sobre todo, que te haga caso porque sería muy bueno que "esas pequeñas cosas" se tuvieran en cuenta en su día a día. En fin... y es que viven en otro mundo ¿no?. Besos

    Por Blogger María, a las 10:34 p. m.  

  • Muy bien dicho, si señor, fabuloso, la verdad es que tengo a un gran erudito que no le llego ni a los tacones de sus zapatos.

    Como me gustaría conocer más sobre tu filosofía de vida,pensamientos, ideas , conocimientos.

    La verdad que Carlitos cada día me sorprendes más.

    Un beso.

    Por Anonymous Anónimo, a las 2:20 p. m.  

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