Mol, life and so on

viernes, noviembre 12, 2010

Anoche sentí tus pasos




Así es. Sentí el toc toc de tus talones calcáreos golpeando el gres. El crick prolongado de tus falanges arañando esa misma superficie, de color celeste. Casi pude sentir el frío metálico de tu guadaña cortando el aire por los pasillos, mientras enfermeras y auxiliares deambulaban repartiendo yogures, zumos y pastillas de habitación en habitación. Me incorporé rápidamente, por si venías a llevártelo. Quería clavar mis iris, de color marrón oscuro y llenos de vida y lágrimas rebeldes, en tus cuencas oculares vacías, gélidas... muertas... Pensaba, en definitiva, que ese golpe de tos era su hasta siempre, pues antes de que se apagaran las luces me conciencié de que para él, tal vez, no volviera a salir el sol. No hubiera un mañana.

Me equivoqué. Esta vez al menos mi padre se libró de tu golpe, certero como él solo. Viniste a por ese pobre hombre de la habitación de al lado, y como ocurre en estas ocasiones, todos respiramos tranquilos al saber que habíamos quedado exentos del mazazo: al menos por esta vez. ¿Sabes? Creo que si me hubiera topado de bruces contigo, te habría echado cojones. Sí. Te habría reprochado tu arbitrio, saltándote a la torera los designios biológicos para hacer tu santa voluntad. Hay creyentes que dicen que no, que es la voluntad de Dios... pero tú y yo sabemos que empleas una ruleta para hacernos bailar tu danza a capricho y repartir hostias a diestro y siniestro.

Te temo, no te lo niego. Temo la desaparición, la ausencia total que supone tu llegada, tu crueldad en ocasiones y tu falta de generosidad, siempre, siempre. Pero anoche, cuando creí que ya venías a llevártelo, me incorporé para ver si al menos avisando a los médicos podría arrebatártelo por unos instantes. Gané la partida, aunque sé que el torneo final lo vas a ganar tú. Puede que hoy mismo, o mañana, o la semana que viene. No será mucho más tarde, el cáncer con metástasis en el hígado y no sé dónde más es tu más fiel aliado. Pero desde luego, si te pillo pienso pedirte cuentas, aunque tú arrebatadora suficiencia te eximan de dármelas.

Voy a preguntarte por qué fuiste tan cruel con mi amigo Manuel Barrena, de cuya muerte se cumplía precisamente ayer el vigésimo-segundo aniversario. O qué fue de tantos y tantos familiares, vecinos y conocidos que han caído en tus huesudas garras. Incluso me hubiera atrevido a citarte dentro de muchos, muchos años... Te dejo elegir sitio y fecha, pero con una condición: que sea en un futuro muy muy lejano.

Al final me hiciste un regate. Anoche no quisiste a mi padre, sino a ese pobre hombre. El ataque de tos que sufrió el señor Sosa no fueron tus trompetas del Apocalipsis, sino consecuencia de la presión ejercida por un hígado atrofiado, que no puede más, sobre no sé qué órgano. Soy muy consciente de que volverás, y de que ganarás. Siempre te sales con la tuya. Pero ten la seguridad de que aun resignándome a tu golpe, ni quiero ni puedo dejar de pensar que las sonrisas, los besos, los abrazos y el compromiso con los seres queridos son el mejor antídoto contra tu caprichoso, y siempre certero, modus vivendi. Porque sí, puta: aunque te joda, hasta la Muerte tiene un modo de vida... y el tuyo consiste en matar.

Jodida Muerte... no hay nadie que escape al poder de tus manos...

6 Comentarios:

  • Joder, se me ha encogido el corazón al leer este post...
    Tienes razon, la muerte, tarde o temprano, va a ganar la partida. Por muchas trampas que intentes hacer, por mucho que te escondas, por mucho que reces... Ella hará girar su ruleta, y cuando te toque... todo habrá terminado.
    Cómo se dice: "La muerte está tan segura de su victoria que nos da toda una vida de ventaja"

    Aun asi, la vida es demasiado bonita como para perder el tiempo pensando en que puede terminar el dia de mañana...

    La muerte no deja de ser parte de la vida, y para morir, primero, hay que VIVIR.

    Por Anonymous Anónimo, a las 4:10 p. m.  

  • Me quedo con el final, con los antídotos contra las falanges y los huesos de la que viene a llevarnos.

    Mucha fuerza amigo, cuando te vea, si tienes ganas me cuentas. Un beso muy grande y por aquí estaremos para construir momentos de los que le ponen los dientes largos a la puta de la guadaña (como el del otro día en la pizzería que recuerdo con sumo cariño y los que quedan por venir).

    V.

    Por Blogger Argax, a las 8:27 p. m.  

  • La muerte no es más que el final de un ciclo, que nadie quiere que llegue, pero como dices tú, por desgracia es inevitable, y duele perder a los que quieres. Te envío todo mi ánimo en estos momentos, y que la muerte tarde mucho en llegar, hay mucho por vivir.

    Besazos!!!

    Por Blogger davichini, a las 9:58 p. m.  

  • al menos los ausentes, como dice mi buena amiga macu, nunca se terminan de ir, siempre se quedan con nosotros para darnos la fuerza suficiente para poder seguir sin dejarnos acojonar por esa hija de perra que es la puta muerte...
    un abrazo golfooo..
    por cierto.. tu no digiste que ibas a venir unos días por aquí?? tenemos que hablar mu seriamente.. jeje

    Por Blogger Unknown, a las 11:39 p. m.  

  • Un abrazo, amigo.

    Por Anonymous Anónimo, a las 4:50 p. m.  

  • Ten cuidado con lo que deseas. Ánimo, siempre duele, pero aprende y encaja las piezas, ahora tendrán un nuevo significado. Bss.

    Por Anonymous Anónimo, a las 9:58 p. m.  

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