¿Y si volamos?
-No temas, no pasa nada. El fuego no existe, la tensión tampoco. Nuestro pueblo está perfectamente, no hay muerte, ni destrucción. Estoy seguro de que es un sueño.
-¿Y cómo lo sabes?
-Dame tu mano. Si volamos, estamos soñando. Hazlo.
Cruzamos nuestros dedos con fuerza. Salté, tiré de él, y el manto de girasoles yacía bajo nuestros pies. ¡Qué agradable es, también, volar contigo! La torre de la iglesia en llamas se oteaba a lo lejos. Los vecínos sufrían, gritaban... pero yo sonreía. Todo se mostraba irreal, como una película. Definitivamente era un sueño.
-Ya puedes abrir los ojos, grité. Y los abrí.
Tú seguías a mi lado, también en esta orilla de la conciencia.
Volví a sonreír. Y te abracé. Fue precioso sentir que eres el nexo de unión con mi mundo onírico.
2 Comentarios:
Qué bello, maestro.
Por mikgel, a las 6:26 p. m.
En primer lugar, es un placer que vuelvas a escribir (se te echaba de menos).
Aunque este post es muy personal y un poco enigmático, es bastante bonito.
Los que te seguimos esperamos que este sea el post que haga que el blog remonte el vuelo... ¿Y si volamos?.
(PD: Se os echa de menos).
Amparo.
Por Anónimo, a las 2:06 a. m.
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